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Descubre cómo Clivi y bodyscan pueden transformar tu salud y bienestar

Lic. Mitzin Santiago
Fotografía de una médica interpretando un reporte de seguimiento de composición corporal en pantalla, con gráficas que comparan mediciones a lo largo del tiempo

En Clivi, tu tratamiento no se decide “a ojo”; se construye con datos de tu propia composición corporal para que sea más preciso, seguro y ajustado a tus objetivos. Un bodyscan permite ver más allá del peso y del IMC, distinguiendo músculo, grasa (incluida la grasa visceral) y estado de hidratación, de modo que cada ajuste en dieta, ejercicio o medicación responde a cambios reales en tu cuerpo y no a estimaciones generales.​

Cuando acudes a consulta, tu médico necesita más que una báscula para entender qué está ocurriendo en tu salud. Por eso, el bodyscan se integra como un examen breve y no invasivo que traduce tu composición corporal en información clínica accionable.

médica interpretando un reporte de seguimiento de composición

A diferencia del IMC, que no diferencia entre músculo y grasa, el análisis de composición corporal ofrece una fotografía clara de cómo está distribuido tu peso y qué compartimentos cambian con el tiempo. Esa claridad importa porque el músculo, la grasa y el agua influyen de forma diferente en tu metabolismo, tu energía, tu riesgo cardiometabólico y tu respuesta a los tratamientos.

En la práctica, esto significa que dos personas con el mismo peso pueden requerir abordajes completamente distintos, y el bodyscan permite identificarlo desde el primer momento.​

Decisiones médicas basadas en datos, no suposiciones

El mayor valor del bodyscan es la posibilidad de comparar resultados en el tiempo para detectar tendencias tempranas. Si tu masa muscular desciende, tu grasa visceral aumenta o retienes más líquido, tu equipo clínico lo ve antes de que esas variaciones provoquen síntomas o descontrolen otras condiciones como la glucosa o la presión arterial.

En seguimiento nutricional, metabólico o de enfermedad renal, esta lectura fina permite actuar a tiempo: ajustar proteínas y calorías para proteger la masa magra, orientar el ejercicio hacia fuerza cuando se identifica debilidad, o modular el consumo de sodio y líquidos cuando hay señales de sobrecarga hídrica. Esta lógica de “medir, interpretar y actuar” transforma el control en un proceso continuo, con objetivos claros en cada visita y resultados que puedes observar en tu propio reporte.​

paciente recibiendo un examen de bioimpedancia

Ajuste de prescripciones según tu composición corporal

La forma en que tu cuerpo distribuye y procesa los fármacos depende, entre otros factores, de tu masa magra, de tu porcentaje de grasa y de tu estado de hidratación. Por eso, cuando tu composición cambia de manera relevante, tiene sentido clínico reevaluar dosis y, en ocasiones, elegir alternativas terapéuticas que mantengan la eficacia y reduzcan efectos secundarios.

Este enfoque es coherente con el principio de individualizar el tratamiento en función de parámetros biológicos actuales, no solo de promedios poblacionales. En Clivi, estas decisiones no se toman de manera aislada: se interpretan los datos del bodyscan junto con tu historia, analíticas, signos vitales y tu experiencia diaria, priorizando seguridad y beneficio clínico.

Cuando existen limitaciones potenciales del método —por ejemplo, que la bioimpedancia pueda subestimar la grasa en obesidad severa— se reconoce y, si es necesario, se confirma con métodos de referencia como DXA para asegurar que un ajuste de dosis no se base en una lectura sesgada.​

Detección temprana de pérdida de músculo: actuar antes es ganar tiempo

La pérdida de masa y fuerza muscular (sarcopenia) no siempre se nota en el espejo, pero afecta tu energía, estabilidad, metabolismo y capacidad de recuperación. Identificar sus señales en fases tempranas permite intervenir con nutrición y entrenamiento de fuerza antes de que afecte tu funcionalidad o tu control metabólico.

Herramientas accesibles como la bioimpedancia, el ángulo de fase y la dinamometría de mano ayudan a “ver” esa calidad muscular y a decidir cuándo reforzar proteínas, cuándo aumentar la intensidad del entrenamiento o cuándo escalar a métodos como DXA para confirmar un diagnóstico. En el día a día, esto se traduce en planes de ejercicio más inteligentes, con progresión y seguimiento de fuerza, y en educación clara para que entiendas por qué ciertas metas de proteína o descanso son esenciales en tu caso.​

revisando los resultados de un bodyscan junto a su paciente

Casos reales de cambio terapéutico guiado por datos

Piensa en un paciente que llega con fatiga persistente pese a “comer bien”. El bodyscan muestra una caída sostenida de masa magra comparada con visitas previas, mientras la fuerza de mano también desciende. Con esos datos, el plan se reorienta: se ajustan proteínas y calorías, se prioriza el entrenamiento de resistencia dosificado y se calendariza una revisión en cuatro semanas.

Al siguiente control, el reporte confirma recuperación de masa magra y mejora funcional, y no fue necesario cambiar fármacos. En otro escenario, un paciente con enfermedad renal presenta variaciones de agua corporal y perímetro; el seguimiento por composición ayuda a afinar metas de líquidos y sal, y a coordinar con nefrología cambios en el plan de diálisis, evitando descompensaciones.

En ambos casos, la clave es que el informe de composición aporta una base objetiva para decidir, documentando el “antes y después” y favoreciendo la adherencia al mostrar avances visibles.​

comparativa con dos pacientes mexicanos

Ventaja frente a un tratamiento sin mediciones

Cuando no se mide la composición corporal, las decisiones suelen apoyarse en promedios o en indicadores indirectos, lo que aumenta el riesgo de sobretratar o infratratar. El bodyscan, en cambio, reduce la incertidumbre al ofrecer métricas específicas de músculo, grasa y agua, y al permitir observar la trayectoria de esas métricas con tus propias acciones.

Esto no significa pedir estudios complejos en cada visita; de hecho, la bioimpedancia destaca por ser rápida, accesible y útil para el seguimiento frecuente, mientras que técnicas de referencia como DXA o imagen se reservan para momentos clave en los que confirmar cambia la conducta. Esta combinación optimiza recursos, minimiza exposición a radiación y mantiene el foco en lo que más impacta tus resultados.​

Cómo se integra el bodyscan en tu consulta en Clivi

La experiencia es sencilla. Te recibirán con indicaciones claras para asegurar mediciones comparables: idealmente llegar bien hidratado, evitar ejercicio intenso 12–24 horas antes y, si es posible, mantener un horario similar entre visitas. Tras el escaneo, el reporte desglosa tus compartimentos y resalta cambios relevantes desde la última cita.

El equipo clínico interpreta el resultado contigo, aterrizando lo que implica para tu plan: por ejemplo, si tu grasa visceral aumentó, puede priorizarse un bloque de entrenamiento que combine fuerza y actividad aeróbica estructurada, junto con un ajuste nutricional orientado a déficit calórico moderado y calidad de alimentos. Si tu ángulo de fase o fuerza de mano se encuentran por debajo de lo esperado, se discutirá cómo proteger y recuperar masa muscular con proteína distribuida, estímulo mecánico progresivo y descanso adecuado.

Cuando el dato sugiera confirmación, se explicará por qué y para qué solicitar un estudio de referencia. La meta es que salgas con un plan claro, entendido y medible en tu siguiente visita.​

Por qué el bodyscan complementa y supera al IMC

El IMC es útil para clasificar poblaciones, pero es ciego a la composición del peso. Puede catalogar como “normal” a alguien con baja masa muscular y grasa visceral elevada, y como “alto” a una persona atlética con buen porcentaje de músculo. Por eso, apoyarse solo en IMC puede ocultar riesgos o exagerar problemas.

La literatura clínica ha señalado estas limitaciones y ha promovido el uso de composición corporal para individualizar decisiones en nutrición, metabolismo y riesgo cardiovascular. El bodyscan aporta precisamente esa diferenciación, y lo hace con rapidez y sin invasividad, lo que lo vuelve ideal para seguimiento longitudinal en consulta ambulatoria.​

Limitaciones, calidad de medición y seguridad del paciente

Como toda herramienta diagnóstica, el bodyscan requiere estandarización. La hidratación, el ejercicio reciente, el ciclo menstrual o el horario pueden influir en lecturas, por eso se recomienda mantener condiciones similares entre visitas y acompañar los resultados con indicadores funcionales, como la fuerza de mano.

En contextos específicos, como obesidad severa, la bioimpedancia puede subestimar la grasa y sobreestimar la masa magra. Reconocer estas limitaciones protege al paciente: se interpreta con criterio clínico, se contrasta con exploración y, si el resultado podría cambiar una decisión relevante —como un ajuste farmacológico— se valida con un método de referencia como DXA. Este enfoque prioriza decisiones seguras, evita la sobreconfianza en una cifra aislada y mantiene la precisión del plan de cuidado.​

paciente en ropa deportiva recibiendo orientación de un especialista en fuerza muscular

Cómo este enfoque impulsa tu adherencia

Ver tu progreso en un informe claro cambia la relación con el tratamiento. No se trata solo de “hacer dieta” o “hacer ejercicio”, sino de comprender qué componente del cuerpo se desea cambiar y por qué. Cuando observas que tu masa magra se mantiene o crece mientras desciende la grasa visceral, la motivación aumenta y la conversación con tu equipo se centra en lo que te funciona.

Esta transparencia también favorece ajustes a tiempo: si un cambio no rinde en cuatro a ocho semanas, se documenta y se modifica. Así, el bodyscan actúa como un tablero de control personal que conecta tus hábitos con resultados visibles y entendibles.​

Lic. Mitzin Santiago
Lic. Mitzin Santiago

Licenciatura en Nutrición UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE QUERÉTARO.

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