Los conflictos son una parte normal de la vida, pero pueden convertirse en un problema que afecta al control de la Diabetes. La solución de conflictos es crucial en el control de la Diabetes ya que el papel de las emociones impacta en la adopción del tratamiento.
Los conflictos son parte de la vida en mayor o menor medida, nos acompañan en nuestro día a día. Pero cuando esos conflictos no tienen una solución o son tan frecuentes que afectan la convivencia con otras personas o la salud mental, se convierten en un problema que pone en riesgo el control de la Diabetes.
¿Qué es la negociación en la solución de los conflictos?
Se trata de llegar a un acuerdo pacífico entre dos personas que enfrentan un desacuerdo. Esto puede suceder en la familia, los amigos, vecinos y prácticamente cualquier otro individuo u organización con la que interactuamos.
Sin embargo, es importante saber cómo solucionar conflictos al vivir con Diabetes, ya que el papel de las emociones es crucial en el control de la enfermedad. Además, el entorno de una persona que vive con Diabetes debe fomentar hábitos sanos y comunicación asertiva para ayudar en el tratamiento y control, de otra forma, resulta más complicado para quien la padece.
Formas de solucionar un conflicto
La solución de un conflicto puede llegar de diferentes maneras, pero a continuación te compartimos un método que permite dar un seguimiento a ese tema, para que no quede en el olvido y regrese en el futuro con más problemas.
Identificar el problema
Suena lógico, pero muchas veces no está claro cuál es el conflicto. Especialmente en el ámbito de la pareja o la familia, se suelen disfrazar los problemas y disimular pese a la incomodidad que provoca.
Para conseguirlo, hay que preguntarse ¿Qué me molesta en realidad? ¿Es una reacción, situación o hasta un evento del pasado? Incluso es importante tomar en cuenta que el conflicto podría venir de una mal interpretación, falta de información o hasta asumir un hecho que realmente no sucedió de la manera en que se piensa o no pasó en absoluto.
Análisis de la causa
El problema y la causa son cosas distintas. Por ejemplo, un conflicto familiar podría originarse de que la dieta cambió de manera drástica para todos los integrantes cuando la persona con Diabetes solo es la madre. En este caso, los hijos no entienden la importancia de prevenir enfermedades y prefieren conservar una alimentación basada en alimentos procesados.
El problema es un desacuerdo en la dieta familiar, pero la causa es una falta de información y empatía. ¿Cómo podemos solucionarlo? Lo veremos más adelante.
Pensar en una solución
Una vez identificado el problema y la causa, hay que generar posibles soluciones. Volviendo al ejemplo anterior, una solución podría ser tener dos menús: uno sano y otro basado en alimentos procesados. Eso haría felices a los hijos, cumpliría con la necesidad de la madre, pero quizá le haría más difícil adaptarse a los nuevos hábitos y aumentaría las posibilidades de que los hijos también padezcan Diabetes en un futuro cercano.
Otras soluciones más sostenibles a futuro puede ser concientizar a toda la familia sobre la importancia de alimentarse sanamente, tomar clases de cocina con alimentos saludables y hasta empezar a hacer ejercicio juntos, partiendo siempre desde la empatía, el amor y la comprensión.
En este ejemplo, en particular, quizá sea más fácil para los hijos entender a su madre si ella les habla de lo peligrosas que son las complicaciones de la Diabetes, cómo quiere protegerse de ellas y mantenerlos sanos para que no tengan que lidiar con esas restricciones a futuro.
Poner en práctica la solución
Una vez decidida la solución, hay que tomar acción y tener en mente que no hay travesías perfectas sino procesos donde el aprendizaje es clave. Hay que cultivar la paciencia, el amor propio, la disciplina y hasta el autocuidado, poniéndose como prioridad incluso si su círculo cercano no está de acuerdo en los cambios para mejorar su salud.
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Evaluación de resultados
Se dice que aquello que no se puede medir, no puede mejorar. Por eso es muy importante verificar si la solución propuesta tuvo resultados o debe empezar el ciclo de nuevo.
Puede ser que el problema no se definió adecuadamente o no se identificó la causa, también puede ser que la solución no se ejecutó por todos los integrantes o que realmente solo fue un parche y no corresponde a la dimensión del conflicto.
En cualquiera de esos casos, no hay que darse por vencidos, sino volver a intentar y buscar ayuda profesional que ofrezca una perspectiva distinta y facilite recursos, herramientas y otros métodos para llegar a una solución.
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